viernes, 4 de diciembre de 2015

La formación profesional del docente:
·         Debe estar orientada al desarrollo de las personas lo que es fundamental  para que puedan responder a las necesidades de los niños y de la sociedad en su conjunto.
·         Deben conocer los niños y sus potencialidades, para ofrecerles la preparación necesaria y contribuir a la satisfacción de dichas necesidades y al mejoramiento de la calidad de sus vidas.
·         Debe enfatizar una comprensión y asunción del significado del proyecto educativo que se promueve y de cómo llevarlo a la práctica cotidianamente, en el sentido de que la creatividad y la iniciativa son elementos fundamentales dentro del proceso.
·         Debe reconocer y desarrollar los conocimientos y habilidades necesarias para reafirmar los derechos de los niños y educarlos mejor desde la escuela, la familia, la comunidad y la sociedad en su conjunto.  
·         El proceso de formación de los docentes, favorece la comprensión de la importancia de atender a la diversidad y fomentar en los niños una actitud de respeto y tolerancia a las diferentes culturas y de valoración de la propia, para que no desarrollen actitudes discriminatorias.

Elementos de un perfil.
Los docentes deben ser capaces de asumir nuevos retos. Para ello, deben contar al menos con tres herramientas fundamentales: sensibilidad, flexibilidad y conocimiento.
Se trata:
·         De ser receptivos a los problemas que se derivan de las transformaciones sociales, económicas y culturales a las cuales asistimos.
·         Ser receptivos a las vivencias importantes de los alumnos. 
·         Compartir su alegría por los nuevos conocimientos, sus preocupaciones frente a las dificultades de la comprensión y frente a sus procesos vitales, que inciden determinantemente en las relaciones con la escuela, con los compañeros de clase, con el docente y con el conocimiento. 
·         Ser receptivos también a las propuestas innovadoras y a las posibilidades que se abren en el contexto de la relación pedagógica, lo que es, algo muy distinto de la adopción mecánica y acrítica de lo nuevo.
La formación en esa sensibilidad a las emociones y a las posibilidades que brindan las circunstancias implica, que la formación de maestros se haga a través de estrategias pedagógicas que involucren el diálogo y que propongan situaciones en las cuales sea importante el ejercicio de la solidaridad y el reconocimiento de los sentimientos del otro. 
Las estrategias de la escuela activa y, más recientemente, de la pedagogía constructivista recogen este reconocimiento de la importancia del diálogo y de la construcción colectiva del conocimiento, que no son posibles cuando se carece de la sensibilidad suficiente para comprometerse con ellas y desarrollarlas.


   
Desde el punto de vista de la relación pedagógica:
·         El conocimiento que circula en el aula debe ser significativo.
·         El docente debe expresarse en un lenguaje comprensible, esforzarse por realizar un proceso de recontextualización de los conocimientos que los haga interesantes y apropiables y reconocer las reglas de la comunicación que se establecen en el aula, esto es, reflexionar sobre las relaciones que introduce y las pautas que se siguen en esas relaciones.
·         El docente debe estar comprometido con su tarea y su saber, y que este compromiso sea visible para sus alumnos.
·         Ser docente por vocación y no por accidente.
·         Debe ser un investigador y un crítico de su práctica.
·         Dejar traslucir que no tiene la intención de engañar o manipular, o abusar del poder que le otorga su rol en la relación pedagógica.
·         Conocer las herramientas conceptuales y metodológicas básicas de las disciplinas.


De lo anterior se desprende que el docente debe:
Conocer el contenido de su enseñanza y el modo como ese contenido puede tener sentido para el estudiante ( debe saber)
Saber hablar en un lenguaje comprensible y promover el diálogo con los estudiantes ( debe saber comunicar y generar comunicación)
Ponerse de manifiesto como quien se pone frente a los alumnos para mostrar y entregar lo que tiene y quiere.
Plantear y obedecer reglas de juego claras en su relación con los estudiantes y estar dispuesto a discutir esas reglas.
Realizar una tarea de recontextualización. Esto implica llevar los conocimientos de un contexto de significaciones a otro.
Conocer quién es el alumno, qué quiere y qué requiere y; en consecuencia, qué es crucial que aprenda.
Reorganizar los conocimientos en el aula, frecuentemente de una manera distinta a como vienen organizados en el texto, para asegurar la coherencia de la exposición y para lograr un aprendizaje significativo.
Ser creativo para introducir nuevas interpretaciones que amplíen el horizonte de las posibilidades sociales.
Inventar estrategias o pautas para resolver problemas de diversos tipos.
Poder ampliar la competencia comunicativa de los sujetos para permitirles participar en los espacios en los cuales se toman decisiones que les competen.
Capacidad de reconocer los contextos en los cuales se asignan significados a las acciones y a los términos.



Herramientas y estrategias del docente.
   Los cambios sociales conllevan circunstancias inéditas que deben ser analizadas y obligan a ensayar nuevas estrategias y a cambiar ideas. Esta flexibilidad es fundamental en el trabajo docente, donde frecuentemente es necesario aceptar el punto de vista del otro y modificar los métodos para mejorar la comunicación. Nuevamente ocurre que la formación de la flexibilidad puede depender más de las estrategias pedagógicas que de los contenidos mismos.
Sólo el docente que conoce el fundamento de su disciplina puede moverse con facilidad en distintos escenarios, proponer distintos ejemplos y reconocer cuándo una determinada situación puede ser aprovechada para producir un cambio conceptual en el estudiante.
Sólo el docente que conoce los límites de la disciplina y el lenguaje en el cual ella se expresa, puede explicar por qué una determinada pregunta no es legítima en un determinado contexto.
Sólo el docente que conoce al interlocutor, puede reconocer y saber quién es y qué quiere el estudiante.
Sólo el docente que conoce el proceso de desarrollo intelectual de los alumnos, que conoce el contexto de la escuela y sabe interpretar las palabras y  los gestos.
Tiene herramientas conceptuales para analizar los problemas de la relación pedagógica, las cuales son un instrumento indispensable para el ejercicio de la docencia.